
Juan Manuel Rivera Rondón, el ex – teniente del Ejército Peruano estuvo a punto de regresar al país. Las autoridades americanas que tenían en sus manos una orden para deportarlo por fraude migratorio, no culminaron con su labor.
El militar en retiro había emigrado ilegalmente a Washington y con el paso de los años había logrado sacar adelante un negocio de bienes raíces. Se compró una ostentosa casa, valorizada en $850,000, en Laytonsville, Maryland. Parecía estar viviendo el sueño americano. Sin embargo, en Perú se venían presentando acusaciones en su contra por haber sido partícipe de una matanza ocurrida en 1985 en donde murieron 69 campesinos en Accomarca, Ayacucho y que además fueron víctimas de raptos y torturas por ser sospechosos de simpatizar con Sendero Luminoso.
El 24 de junio las autoridades americanas ordenaron la deportación de Rivera Rondón. Hoy, las autoridades norteamericanas lograron dar con el prófugo de la justicia y con orden de deportación en manos procedieron. Sin embargo, Rivera Rondón se opuso enérgicamente a subirse al avión que lo esperaba en el aeropuerto de Baltimore. Después de varias pataletas, no lograron subirlo al avión. “Generó un escándalo para lograr su cometido” es lo que asegura la abogada de las víctimas de Accomarca acerca del comportamiento del ex -militar. Además dijo que “los responsable deberán dar explicaciones por este suceso, que representa un mal precedente en el cumplimiento de la justicia".
En Accomarca las esperanzas no se pierden. Todos aquellos que guardan en su memoria los maltratos que sufrieron injustamente, esperan la hora en que tanto Rivera Rondón y otros ex – militantes, como Hurtado, se vean cara a cara con la justicia, respondan por sus actos y sean debidamente castigados.
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